jueves, 26 de septiembre de 2013

Latitudes de septiembre

El otoño ya ha llegado y yo ni me he enterado. Es difícil ver a los árboles cambiar de color cuando el 80% de tu tiempo transcurre frente a la pantalla del ordenador. Menos mal que está El Corte Inglés y su épica "cansinez" publicitaria para recordarme a mí y al resto del país que, efectivamente, ya está aquí la estación de las hojas secas.

Otoño, me gustas. Como me gusta la reacción ambivalente que provocas en mí. Adiós al verano. Tan popular, tan cotizado, tan ensalzado por todo el mundo. Adiós al sol, a las tardes largas, al mar, a las minifaldas, a las terracitas y al pueblo. Adiós a la piel pegajosa, a los mosquitos, a las noticias chorras de relleno en los informativos y a los guiris-gamba atestando el paseo marítimo.

Y llega el otoño, tan ocre, tan melancólico, tan oscuro. Tan sin vacaciones. A la gente no le gusta septiembre. A mí sí. Septiembre siempre fue un lienzo en blanco. La primera página de un cuaderno, metafórica y literalmente. Si un año es una carrera, septiembre era la línea de salida. Un par de estiramientos, mucha ilusión, el mejor equipamiento... y a correr.

Y digo "era" porque con el fin de la etapa académica en mi vida, el poder motivador de este mes se diluye en gran medida. Este año, querido septiembre, no cambias nada, o al menos, no mucho. Este año el tren pasa ante mis ojos y decido quedarme en el andén. aunque este equipaje me pese un poco. Quizá es que no me gusta ese tren, porque es viejo y parece cansado. Quizá, sin saberlo, espero otro tren. 

Total, no hay nada de malo en quedarse parada durante un tiempo. Quieta, expectante. ¿Quién dice que eso no es importante? ¿Quién dice que eso no es tan necesario como echar a correr? Al fin y al cabo, si estoy aquí quieta oteando este horizonte es porque me gustan las vistas desde este lugar, desde esta latitud.

Y si no, bueno... Siempre puedo dejar mi mochila olvidada en el andén y subirme al próximo tren que pase, rumbo a cualquier otra estación. ¿Destino? Yo que sé... Destino a la primavera, por ejemplo.


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