miércoles, 17 de julio de 2013

Oda de muerte al Whatsapp

Te odio. Te odio mucho. A tu iconito verde por no aparecer cuando lo esperas y dejar ese hueco vacío en la barra de herramientas que te deja rota. Al sonidito perfora-tímpanos que indica que alguien requiere tu ciberpresencia (las probabilidades de que ese alguien sea quien tú esperas son inversamente proporcionales a las ganas con que lo esperas). No sé qué tono odio más: si el clásico y aburrido "pi-pi", el desenfadado vibrato que parece cantarte alegremente al oído: "idiota, no es él/ella", o el silbidito que está más visto que el tebeo y me saca de quicio el 90% de las veces que lo oigo por la calle.

Te odio Whatsapp. A ti y a tus "últimas conexiones" que son la causa a diario de miles de millones de rallazos innecesarios en todo el planeta. "¿Por qué se ha conectado después de decirme que se iba a dormir?" "¿Por qué se ha conectado y no me ha hablado a mí?" Y lo que es peor y motivo de depresión instantánea: "¿Por qué no me contesta si está en línea?".



Pues PORQUE NO (voz de ultratumba ON). Igual está meando, comprando el pan mientras hace peripecias sujetando el móvil con una mano y las llaves, la barra y el periódico con la otra (basado en un caso real), o simplemente tiene algo más interesante/inteligente que hacer que contestar a tu ingenioso mensaje consistente en una carita sonrojada.

Y es que aquí viene lo que más odio de ti, demonio verde hecho App. Tus iconos. Odio el pulgar hacia arriba que te endosan cuando no quieren hablar contigo y que en la vida real vendría a ser algo así como un "que sí, que sí, lo que tu digas, morena". Odio los emoticonos. TODOS. El de la lengua fuera (puaj), el del ojito guiñado que parece que le ha dado un ictus, el que se pone timidín y es utilizado para suavizar tiradas de caña monumentales de esos grandes y expertos depredadores del amor que han hecho del Whats su mejor aliado de ligue (o eso piensan ellos). Sólo se salva el icono de las gemelitas bailando el bañador (WTF?) porque es tan absurdo que hace risa, y quizá, porque es muy socorrida, la mierda que sonríe. 

Por todo lo demás, gracias Whatsapp por mantenernos entretenidos con chats insulsos que mueren a los dos segundos de empezar, conversaciones absurdas de grupos que no te dejan ni mear tranquila. Por darle, en general, chispa a esos ratos vacíos que antes pasábamos mirando por la ventana y ahora pasamos enfrascados en tu ventana.

Y sí, te seguiré usando porque no hacerlo me convertiría en una marginada social e iría en perjuicio de mi economía. Y sí, te seguiré haciendo caso porque actúas como una puñetera droga, la dopamina de la tecnología, sí, señor. Pero te odio. Te odio y mucho. 


7 comentarios:

  1. No lo podrías haber descrito mejor !!
    Genial, como siempre.
    Con permiso lo comparto en mi face ;)
    Un besito.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, me parto! Yo también odio el whatsapp de vez en cuando, y hasta pienso en desinstalarlo, pero soy débil... Odio cuando están en plan 'Ey, estás ahí?, por qué no contestas?', pues porque estoy meando!!! Pero soy fan del icono de las gemelas bailongas, como lo llamo yo...
    Mi único post con la etiqueta 'Technology' de todo el blog tiene algo que ver con esto... Aquí te lo dejo para que te entretengas.
    http://summerinsavannah.blogspot.com.es/search/label/Technology
    Uy, me acaba de llegar un whatsapp, te dejo! ;)
    Besos!
    Summer in Savannah

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja somos esclavos de la tecnología, no hay duda!
      Gracias por pasarte! muak!

      Eliminar
  3. Por eso yo nunca tendré de eso que ni siquiera sé escribir...

    ResponderEliminar
  4. Si tanto lo odias desinstalalo ,no???? Yo lo hice y es una de las mejores cosas que he hecho en la mi vida.POR FIN VIVO.

    ResponderEliminar