miércoles, 30 de enero de 2013

Sueños, demonios y candados

Es curioso como, a lo largo de los años y desde que tengo uso de razón, he ido sembrando mi casa de letras. Folios en sucio, usados y reutilizados mil veces. Libretas compradas expresamente para dar rienda suelta a mi palabrería, otras que compré no sé para qué (Gema entenderá esto) y la mayoría, empleadas para otro uso originalmente, pero que han acabado ametralladas por lápices y bolis multicolores. 

Siempre ha sido mi manera de expiar mis demonios. Quizá por ello decidí (o la vida decidió por mí) que debía ser periodista. "¿Qué sé hacer, mejor o peor, y además me gusta? Escribir, sin duda. Luego tengo que ser periodista". Mentiría si digo que mi primera opción no fue ser escritora, pero me pareció un oficio más (aún) arriesgado y precario que el periodismo. 

Es curioso, también, cuántas versiones de mí misma me voy encontrando a lo largo de los años en papeles olvidados en recónditos rincones de mi habitación, mientras sigo fabricando otras versiones nuevas que descubriré con asombro dentro de unos años. 

Tengo un lugar privilegiado para los textos que considero más importantes. No es porque sean los mejor escritos, de hecho, son quizá los más pueriles y egocéntricos. Pero son aquellos que marcan capítulos en mi vida. El objetivo es que, al final, todos conformen, de alguna manera, una especie de relato. Sólo la escribo cuando siento que estoy preparada para hablar de algo. Cuando lo he interiorizado o, por el contrario, necesito sacarlo cuanto antes para que no se enquiste, para no volverme loca

.
Se trata de una pequeña libreta con candado, para que los demonios y los sueños no se escapen, que ayer rescaté. En ella encontré de todo. Mi yo más inocente, la que dibujaba corazones con Pilot rosa y escribía con bolis de purpurina. También me he topado con mi peor versión. La atormentada, desquiciada, incomprendida e incomprensiva, rematadamente cruel y exigente conmigo misma. La más tranquila, serena, felizmente resignada a verlas pasar. La auténtica, valiente, campeona. 

Cuanto más lo pienso, más importante me parece tener una libreta con candado. Al final, cuando la lees de un tacada años después, te das cuenta de que todo encaja, de que todo ocurre por alguna razón. Y lo más importante y útil, que NADA es para tanto, que lo que un día te pareció el fin del mundo, hoy es sólo un oscuro recuerdo en una mochila llena de otras mil cosas buenas. ¿Que por qué con candado? Bueno, no se necesita un hacha para abrirlo, pero si unos segundos más de tiempo. Es como una especie de filtro para asegurarte de que en ella sólo escribirás lo verdaderamente trascendente. Los titulares. Es la mejor manera de entender la película desde el presente. 

Y nada... Que la película sigue y ayer escribí una página más. 



3 comentarios:

  1. Me quedo con todos tus "yos" :)
    Nunca dejes de escribir...Muuuuuuuuua!!! <3

    ResponderEliminar
  2. gracias aunt!!!!!!!!!! :):) love you!

    ResponderEliminar
  3. acabo de descubrir tu blog y me encanta! yo tambien tengo cosas escritas de hace tiempo, que hace poco rescaté y me di cuenta de que lo que en su momento parecía un mundo al final no era para tanto..sobreviví no? ahora me he lanzado a empezar mi propio blog..enhorabuena por el tuyo!

    http://vencomingoacualquierotraparte.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar