sábado, 19 de enero de 2013

Volver

Ayer, esta canción salió a mi encuentro. Yo misma la añadí a la lista de reproducción de mi móvil hace unos meses. Sólo que, no sé muy bien por qué, hasta ahora siempre la pasaba. Veía el título, la imagen de la carátula del álbum, las primeras notas, tan enérgicas, tan del 2005... "Demasiado adolescente, qué pereza"-me decía a mí misma. Y cambiaba a otra canción.

Ayer la dejé sonar, tampoco sé muy bien por qué. Hay días que una necesita rock en vena, y otros, baladas lacrimógenas. Ayer necesitaba "volver". 

Aún faltaba para el primer estribillo cuando la vi. Giró una esquina y, como si nada, se paró frente a mí. Me miró a los ojos, sin sorpresa. Había algo de satisfacción en su mirada, mezclada con preguntas. Tenía el pelo algo más largo, más oscuro y más rizado. Pendientes enormes, vaqueros de campana y zapatillas de deporte. Enseguida empezó a hablarme, como si tuviera poco tiempo para estar conmigo.

Me dijo que había crecido, por dentro y por fuera. Que estaba orgullosa de mí. Que la había cagado varias veces por el camino, pero que la vida estaba para eso, para equivocarse y enmendar (o para seguir equivocándose). Que todo lo que había conseguido y estaba consiguiendo es mucho más importante de lo que imagino.  

Me explicó también, que era necesario que cambiara (...que me muero por tu vida cuando veo esos ojitos...), que la fierecilla orgullosa que había sido ya no me llevaba a ninguna parte, y que estaba bien así, como ahora, (...que me quedo sin sonrisa cuando doblas esa esquina...), prudente pero decidida, valiente pero consecuente, irracional aunque sensata (...porque no me queda nada cuando te vas a tu casa...).

"Ríete más, mucho más", me aconsejó con un familiar brillo en los ojos. "Aprende a pedir, a preguntar". "No te olvides de soñar". "Confía más en lo que haces", "No pienses tanto", "Vas por buen camino". 

Apenas unos acordes más le restaban a la canción. Se esfumó, no sin antes hacerme comprender que ella era yo. Otra yo, la del pasado. Pero, ¿cómo sabía entonces que todo iría bien? ¿Que yo, la del presente, estaba obrando correctamente? Supongo que no lo sabía, nadie lo sabe. Supongo que sólo me miró y vio en mí algo parecido a lo que ella esperaba ser unos años más tarde, en lo que quería convertirse. Y sólo eso me valió para sonreír y seguir caminando al ritmo de otra banda sonora muy diferente.




1 comentario:

  1. interesante espacio el tuyo paisana.
    que disfrutes el fin de semana.
    saludos.

    ResponderEliminar