miércoles, 18 de mayo de 2011

453

Hace ya cinco años de aquella primavera. Extenuada, demasiado delgada y ojerosa, aunque con el brillo de la expectación en la mirada. Así me encontraba después de meses de esfuerzo y dedicación para conseguir la única meta que he perseguido en mi vida. Eran días calurosos, pesados, en los que flotaba resignada como en el purgatorio que antecede al cielo... o al infierno. Hoy puedo decir bien alto que lo conseguí. Alcancé esa meta y tras ella encontré un abismo aterrador de incertidumbre e inexperiencia. Me dejé caer y, como por arte de magia, me crecieron alas. Volé. 

Mi peripecia ha durado muchos meses, semanas, días interminables. Mañanas soñolientas en las que parecía imposible levantarse de la cama, tardes eternas pegada a un ordenador, bollería industrial a deshoras con la mejor compañía, lectura de libros sujetos con pulso trémulo en el vagón del metro, toneladas de apuntes manidos y (re)subrayados, manos manchadas de tinta de periódico, algunas clases magistrales escuchando embelesada, muchas otras de profundo hastío, de uñas mordidas, mechones de pelo retorcidos, notitas adolescentes y risas subrepticias. 

En mi camino he encontrado miedo, pereza, desmotivación... Me han tentado y he de reconocer que he sucumbido a veces. Pero hoy es el día en el que sé que ha ganado la ilusión, la voz de mi conciencia (que me decía que éste era mi camino), las ganas de saberlo todo, de entenderlo todo.




Ha ganado (me han ganado) el pequeño puñado de amigos que han hecho grande cada día: sin duda el mejor de mis hallazgos en este lustro que dejo atrás. En ellos me he visto reflejada y mejorada, y a través de sus ojos me he sentido mejor persona. Me han contagiado su calma cuando la mía estaba ausente, me han tendido una mano en cada escalón, me han hecho reír con un gesto o con una historia absurda, relegando al olvido la migraña. Hemos compartido gustos e inquietudes, y entre nosotros ha crecido esa mágica sensación de pertenecer a un mismo lugar, aunque vengamos de lugares diferentes y hayamos sido desconocidos la mayor parte de nuestras vidas.

Ha ganado el 453 garabateado velozmente en las encuestas de evaluación de los profesores, esas que aparecen en nuestras mesas cada mes de enero y de junio. Tres números que han cambiado mi vida. Ha ganado el Periodismo.

4 comentarios:

  1. Me ha ganado ELLA (siempre) y el periodismo (a veces) :)

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  2. Eres la única que lee en mi blog.. eso se merecía una entrada de dedicatoria compartida con el periodismo y los demás periodistillos que tanto quiero! :)

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  3. Cuánta razón, aunque yo ni siquiera he logrado aprenderme de memoria el 453 jaja :)

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  4. yo porque ese día acababa de hacer una encuesta pero siempre tengo que mirar a la pizarra para ponerlo! jaja

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